TRASTORNOS DE
CONDUCTA

En la etapa infantil son muy frecuentes los trastornos de conducta como rabietas, conducta desafiante, conducta negativa,…. Normalmente son trastornos de gravedad leve, pero que provocan un grave deterioro en el ambiente familiar y un malestar generalizado. A menudo, con el establecimiento de unas pautas adecuadas de comportamiento, basta para solucionar el problema. Sin embargo, si se deja el problema de conducta durante más tiempo del debido, el problema se agrava y la solución es más complicada.

TRASTORNOS de la
COMUNICACIÓN

En esta categoría nos encontramos con trastornos del lenguaje, trastornos fonológicos o la tartamudez, que son trastornos de significativa relevancia y que afectan directamente al desarrollo normal del niño. Afectan tanto a nivel académico, como a nivel social, como a nivel afectivo. El niño, al no poder comunicarse adecuadamente, tiene dificultades para integrarse en su entorno cercano, tiene problemas de autoestima, y a menudo presenta problemas de conducta. En este tipo de trastornos hay una gran incidencia de la detección precoz en el pronóstico del tratamiento, por lo que es de vital relevancia que se aborden lo antes posible para que la intervención sea más efectiva. Una detección tardía, a menudo implica una baja efectividad del tratamiento.

TRASTORNOS POR DÉFICIT
DE ATENCIÓN CON O SIN HIPERACTIVIDAD

Se trata de uno de los trastornos más frecuentes en la etapa escolar y que persiste hasta la edad adulta. En la última revisión del DSM-V (Manual Estadístico de Trastornos Mentales versión V), se ha establecido que para el correcto diagnóstico de este trastorno, se deben cumplir tanto criterios diagnósticos descriptivos como excluyentes. Los criterios diagnósticos descriptivos, son aquellos que definen las características propias del trastorno y que son los más conocidos, girando en torno a tres grandes síntomas principales: el déficit de atención, la impulsividad y la hiperactividad, y que son, de forma resumida, los siguientes:

TRASTORNOS de la
ELIMINACIÓN

Aquí fundamentalmente aparecen dos problemas típicos y bastante frecuentes entre el final de la etapa infantil y el inicio de la etapa escolar. Uno es la enuresis, que es cuando el niño no controla la orina; y el otro es la encopresis, que es cuando el niño no controla la eliminación de sus heces. Tanto uno como otro pueden ser diurnos o nocturnos o mixtos; y pueden ser primarios (el niño no ha llegado en ningún momento a controlar la eliminación) o secundarios (el niño controla la eliminación durante un tiempo pero vuelve a aparecer el problema). No se trata de trastornos graves, y normalmente el pronóstico suele ir hacia la desaparición del problema, sin embargo, sobre todo en la etapa escolar, acarrean al niño graves problemas de adaptación, ya que suele ser habitual que sus compañeros se rían de él, lo humillen o le hagan bromas. Esta situación además, provoca que el niño tenga un mayor nivel de ansiedad, lo que termina agravando más aún la situación. Si se trata de un trastorno secundario, puede que el trastorno de la eliminación no sea relevante, pero sí el nivel de ansiedad, malestar o sufrimiento que el niño puede estar experimentando y que ha provocado la aparición del trastorno de eliminación como consecuencia.

TRASTORNOS de la
CONDUCTA ALIMENTARIA

Los trastornos de la conducta alimentaria en la etapa infantil son diferentes a los que aparecen en la etapa juvenil (anorexia y bulimia). En niños pequeños pueden aparecer trastornos como la pica (comer sustancias que no son comida), rumiación (regurgitar alimentos ya ingeridos y volver a comerlos), o trastornos de la ingesta, como pueden ser niños que presentan serias dificultades para tener una alimentación saludable y que le permita continuar con su desarrollo biológico. En este último caso, el más frecuente, nos encontramos con niños que no comen alimentos sólidos, otros no comen verduras, otros no comen carne,… afectando de esta manera a una adecuada alimentación que puede provocar desde problemas de alimentación y crecimiento hasta al rendimiento académico del menor, al no estar en óptimas condiciones.

TRASTORNOS del
SUEÑO

En la etapa infantil, los trastornos del sueño más comunes son los terrores nocturnos y las pesadillas, provocando continuos despertares nocturnos que interrumpen el sueño y generan en el niño malestar y sufrimiento. Normalmente, no suelen ser trastornos graves y a menudo, remiten espontáneamente, pero en ocasiones llegan a ser tan continuos que afectan al descanso del menor y por tanto, a su rendimiento escolar; o ser el origen de otros trastornos más graves como fobias o problemas de ansiedad y afectivos. También se pueden dar casos de insomnio (dormir muy poco) y de hipersomnio (dormir excesivamente), en cuyo caso, habría que delimitar a qué se deben tales trastornos del sueño y abordar la problemática lo más rápido posible para que no afecte a la adaptación del menor en su vida escolar, social o afectiva.

TRASTORNOS del
ESPECTRO AUTISTA

En esta categoría, donde el trastorno principal es el autismo, se encuentran graves trastornos que afectan al desarrollo del niño, normalmente de forma irreversible. La importancia de una detección precoz implica la posibilidad de prevenir la aparición de algunos de los síntomas del trastorno, y por tanto, se reduce la gravedad del trastorno. Los primeros síntomas que deben observarse son por ejemplo que el niño desde tempranas edades esté muy callado, que no explore su entorno, que tenga comportamientos extraños como rabietas sin una justificación clara; que no desarrolle aptitudes lingüísticas como el resto de sus compañeros de su misma edad; que tenga conductas estereotipadas; que tenga reacciones extrañas ante ruidos, cambios en el entorno,…. Si se observan algunos de éstos síntomas, es importante acudir a un especialista que determine si se trata de un trastorno del espectro autista.

TRASTORNOS del
APRENDIZAJE

Son trastornos ligados a diversas dificultades que el niño puede tener en su proceso de adquisición de habilidades académicas. El principal indicador de que existe alguno de estos trastornos es que el niño sufre en el colegio, no disfruta, invierte una excesiva energía y tiempo para obtener unos resultados catalogables de insuficientes. Cuando éste es el problema que presenta un niño, lo recomendable es actuar lo más rápidamente posible, y no esperar a que la situación llegue a niveles de deterioro extremos como que el menor empiece a suspender varias asignaturas o que incluso tenga que repetir curso por no haber adquirido los objetivos curriculares del curso. Entre los trastornos del aprendizaje más comunes, nos encontramos aquellos relacionados con la lectura, la escritura o el cálculo. Se trata por tanto, de habilidades fundamentales que son la base de los demás aprendizajes académicos que el niño debe adquirir en su proceso educativo, y que cuando fallan, provocan serias dificultades académicas, además de sufrimiento en el menor y en los padres que se preocupan por él.

TRASTORNOS por
TICS

Hay diversos tipos de tics, motores, fonatorios y mixtos. La gravedad de los trastornos por tics viene determinada por la intensidad de los tics y por la frecuencia de los tics. La principal afectación de un trastorno por tics, además de las molestias ocasionadas por el propio tic, son problemas de adaptación social, problemas emocionales, problemas relacionales, que agravan la problemática del propio trastorno por tics.